El Cineclub Petra Von Kant nos regaló hace poco una noche para el recuerdo —y una temperatura de -1°— con un clásico indiscutido: Rocky (1976). Volver a ver en pantalla grande la película que lanzó a Sylvester Stallone al estrellato y se alzó con el Oscar a Mejor Película fue un recordatorio de por qué ciertas historias se vuelven inmortales. La energía de la sala, la familiaridad con cada escena y cada nota de la banda sonora de Bill Conti, reafirmaron el lugar de la película en el corazón de los espectadores.
Pero la experiencia de revisitar una obra maestra no termina cuando se encienden las luces. Con frecuencia, nos empuja a explorar más allá, a preguntarnos cómo se construyó esa magia. Y es aquí donde, para complementar la experiencia de la proyección, es necesario sumergirse en una pieza de arqueología cinematográfica: el metraje 8mm recuperado del rodaje, incluido en la edición Blu-ray de 2010. Aunque este material no formó parte de la función en el cineclub, conocerlo enriquece con una nueva dimensión la apreciación del filme y expone que la lucha y el espíritu de superación de Rocky Balboa no solo existieron en el guion, sino que fueron el motor mismo del equipo.
Las cintas 8mm
Este material recuperado se yuxtapone con la narración del propio director, John G. Avildsen, consiste en filmaciones caseras en 8mm que documentan los primeros y cruciales diez días de rodaje en Filadelfia en noviembre de 1975. La narración de Avildsen destapa un conflicto inicial que, sin saberlo, definiría la estética de la película: los productores se negaban a filmar en Filadelfia. «Filmamos todo en Los Ángeles, y punto«, recordaba el director. Sin embargo, la insistencia de Avildsen y Stallone en que la ciudad era un personaje más, un elemento inseparable del alma de Rocky, al final prevaleció.
Lo que revelan estas cintas es un ejercicio de cine de guerrilla dentro del sistema de estudios hollywoodense. Con un presupuesto minúsculo —al rededor de un millón de dólares para toda la película—, Avildsen contrató a un pequeño equipo neoyorquino no sindicalizado. No había caravanas de lujo, ni sillas, ni baños químicos. El almuerzo, con suerte, era pizza. Las imágenes muestran a la actriz Talia Shire (Adrian) como la única persona sentada en los escalones de una casa porque no había otro lugar para hacerlo.
Al final de su narración en el documental, un texto escrito por John G. Avildsen resume con gran acierto la odisea que fue aquel rodaje. Este mensaje final encapsula el espíritu de camaradería y la tenacidad que impregnaron el proyecto.
«MI EQUIPO DE BAJO PRESUPUESTO DE NUEVA YORK QUE FILMÓ LOS PRIMEROS 10 DÍAS DE EXTERIORES EN FILADELFIA INCLUÍA A RALF BODE, TÉCNICO DE ILUMINACIÓN; RALPH HOTCHKISS, ASISTENTE DE CÁMARA; ARISTIDES PAPPAIDAS, ASISTENTE GENERAL, Y MICHAEL SCOTT GOLDBAUM, SONIDISTA. GARRETT BROWN, QUIEN INVENTÓ LA STEADICAM, FILMÓ A ROCKY SUBIENDO LAS ESCALERAS DEL MUSEO DE ARTE. ADEMÁS DE NO TENER SILLAS PARA EL REPARTO O EL EQUIPO, NO TENÍAMOS BAÑOS PORTÁTILES, NI SERVICIO DE CATERING (CAFÉ Y DONUTS, ETC.) NI POLICÍAS. SOLO UN PEQUEÑO CAMIÓN PARA TODO. NO HABÍA TRÁILERES PARA LAS ESTRELLAS, QUE NUNCA SE QUEJARON. ROCKY FUE DE MUY BAJO PRESUPUESTO. ALREDEDOR DE UN MILLÓN DE DÓLARES Y SE RODÓ EN UN TOTAL DE 28 DÍAS. EMPEZAMOS A FILMAR LOS INTERIORES EN LOS ÁNGELES EN ENERO DE 1976.
ESTAS CINTAS DE 8MM, OLVIDADAS DURANTE MUCHO TIEMPO, FUERON ENCONTRADAS RECIENTEMENTE EN EL SÓTANO DE LLOYD KAUFMAN.»
– JOHN G. AVILDSEN
Sin mas palabras, dejamos el cortometraje subtitulado: